Colaborando con la página One Minute Story, en la cual se narran historias y dibujos de artistas indie, se revisitó la historia del Juicio, una de las más emblemáticas del proyecto entero y todas sus derivaciones, éstos son los dibujos:
y el texto quedó así:
LOS 15 NIÑOS DEL DESIERTO
Una vez que 1 dejo de emitir pulsaciones, los trece
siguieron al juez por el resto de sus vidas, prometiéndole lealtad ante todo y
el intento de un balance en el mundo en el que habitaban donde nadie más se
atrevió a volver a entrar, ese desierto donde alguna vez se construyó una
escuela, muchos días antes de que al juez se le considerara alguien, mucho
antes de haber sido educados con parámetros normales, mucho antes del juicio,
mucho antes de que se estipularan leyes y castigos.
Él, alguna vez fue un nadie, un raro, un distinto, hasta ese
día cuando 1 decidió la sugerencia de un mundo distinto, ajeno a lo de las
clases, ajeno a la realidad; esa llave era la puerta imposible de ignorar para
que el juez, ese pequeño bebé diferente a todos los regulares, decidiera dictar
veredicto y hacer de esos trece niños restantes, los cómplices más grandes en
el máximo crimen del desierto.
Hace años un cuarto de madera se construyó en medio de la
nada, ahí se dieron clases, se daban materias que regulaban el orden y la verdad.
15 asientos había y una maestra que cuando no había receso les guiaba por los
caminos verdaderos que la sociedad dictaminaba. El grupo del juicio también
eran 15 pequeños: 14, 13, 12, 11, 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3 y 2, todas ellas
ávidas de los modos que la maestra dictaminaba, el Juez, el niño raro entercado
con el seguimiento de las regulaciones y la búsqueda infinita de la aceptación,
y 1, el que soñaba despierto y esperaba el final inexistente de las clases para
realizar algo único, nunca antes imaginado por nadie; pero estos sueños eran
secretos, pues era tabú en sobre manera el siquiera sugerir un mundo distinto.
Un recreo, cuando las autoridades estaban desprevenidas, 1
frente a todos habló de sus ideales y sus ensoñaciones, y Juez vio la
oportunidad más acertada para en la insubordinación encontrar el camino
verdadero por medio de la manipulación y el castigo.
-"¡Él predica lo contrario a lo que nos ha enseñado la
maestra!"- Gritaba el juez alertando las miradas de las avideces -"-Él
es ese grano negro del que hablan los cuentos de los divergentes!"- Los
juegos separados terminaban, la congregación en un juicio se tornaba -"Él
es la bestia a despedazarse o terminará haciendo añicos nuestras
instituciones"- Ninguna avidez aplaudía las acusaciones del juez, pero
ninguna las denegaban. -"¡Lapidación! #1 merece ser lapidado por soñar con
un mundo distinto, pero habremos de lapidarlo lejos de nuestro templo de
conocimiento, sino su sangre pintará las paredes de nuestro colegio de
desorden, y su pintura carmesí será el despertador de la insurgencia y el final
de la sociedad como la conocemos"- Las avideces le observaron -"La
erradicación será difícil, pero si le destruimos ahora, catorce seremos salvados...
Tomadle de donde puedan y alejadle por el patíbulo de las arenas" 1 jamás
hubiera pensado, que las que tanto eran propensas a ser como él, le tomaran de
cada centímetro de sus ropas, le cargaran y le alejaran de la escuela.
La marcha duró más de lo que el recreo duraba, pero al
llegar a donde el Juez decidió, todos tomaron piedras rodeándole, y sin tiempo
del reclamo de piedad o de comprensión de sus ideas, como el niño deforme lo
ordenó, las avideces le erradicaron. Las piedras quebraron cada hueso de su
cuerpo, desgarraron sus ropas y piel, y solo su educado semblante, esa máscara
blanca idéntica a la de las avideces, apenas se asomó, cuando las arenas le
enterraron y borraron su recuerdo de la faz de su tierra.
El juez y las avideces se alejaron del cuerpo gratificados
de ese juicio resurrector del orden, y nunca jamás volvió a sugerir un mundo
distinto, pues el mundo uniforme, dictado por las viejas enseñanzas era lo
único en lo que habían decidido creer, ese día que el juez dictaminó la sentencia
del juicio del desierto.
