1.2 EL JUICIO
La segunda escena del primer fascículo de la ópera, narra la asociación de los nuevos prospectos desprovistos de cualquier indicio de libertad, y así, ellos, interpretantes absolutos del mundo de los adultos, recrean sus quereres más grandes como juego o como condena de los porvenires que les aguardan en los mañanas con su maduración.
Para recrear esta trágica escena, lo más correcto para la elaboración y simbolización de esta anécdota devino la creación de una pieza interpretable, casi completamente, donde los niños tuvieran la libertad de decidir sobre cómo llevar a cabo y cómo terminar.
Planteé las bases del proyecto, consistiendo estas en entrevistas para definir los personajes, y luego comentarles lo que se suponía hacía su personaje con respecto a la “trama” de la ópera, ya después todo dependía de los actuantes.
La complicación para la elaboración de esta parte de la pieza se basada básicamente en la problemática actual del exceso de secuestros y pederastía que el país está viviendo, así que las mamás difícilmente consentían que sus hijos fuesen grabados por un completo desconocido, así que la labor de convencimiento llevó un par de meses de haber establecido estos parámetros que la pieza requería. En algún momento se atravesaron dos alternativas, una que era la de el abandono de los “actores” niños para ser representados por adultos actuando como ellos, o la de la contratación de niños actores para la elaboración más acertada de la pieza, sin embargo, ninguna de las dos alternativas llenaba la necesidad prima interpretativa que la acción requería, absoluta libertad del uso de los personajes.
Justo un día después de hacer la acción del diablo en la iglesia, Dalia Ybarra, codirectora del proyecto, consiguió 10 niños prestados para “ser entrevistados para un proyecto de universidad”.
Los niños en conjunto son peor de mal portados que por separados, y más si tratan de demostrar quién es mejor que el otro. Así en un constante caos histriónico, los niños interpretaron los papeles que les habían tocado, siempre tratando de agradar a la cámara, la cual verdaderamente parecía que les obligaba a ser de una manera diferente, por lo que la “buena onda” fue uno de los factores más importantes para la soltura de sus personalidades. Al final de las grabaciones, ya hablando con ellos, estos demostraron su gusto por su niñez, su grado de felicidad por serlo, y las negativas hacia el mundo de los adultos, perspectivas de algo que no quieren llegar a ser, por n o x motivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario