Para concretar este tremebundo evento, el Ser Libre tuvo ya que abandonarse a sí mismo y decidir crecer, y volverse uno con el zombie, aceptando, quizás inconcientemente el insomnio de muerte y la pérdida total de su persona.
La despedida fue inadvertida, así pues, lo que resta es la metamorfosis y el detalle que causó esta procesión.
Parece lleno de incoherencias, pero la felicidad en el insómico mientras la transformación es llevada a cabo puede ser como el éxtasis más intenso que se pudiese sentir. El paso de hombre a rata resulta un estremecer magnífico por el cuerpo. La droga más poderosa, el placer más deleitante, el orgasmo más perfecto de todos: El desprendimiento del “obligado” estado nato y la adquisición del objetivo “deseado”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario